La relación padre-hijo dura toda la vida. Refleja las emociones y realidades del ser humano pues, a pesar del estrecho vínculo, es considerada una de las más difíciles de llevar, y pieza clave para una buena transferencia con cualquier psicoanalista. Podría pensarse que si esa relación, en algunos casos, ya es difícil con un papá “normal”, el que tu padre sea Albert Einstein o Francis Scott Fitzgerlad sería catastrófico.
Albert Einstein
Una carta escrita por Albert Einstein, creador de la teoría de la relatividad, a su hijo Albert, de 11 años, se pensaría como largas páginas plagadas de cómo ser un genio de las matemáticas y la física pero, resultó lo contrario. El científico alemán, a través de sus letras, explica al pequeño el por qué de su ausencia en casa y la complejidad de regresar, debido a la extensa investigación que realizaba; la cual, años más tarde, resultó una de las teorías más sobresalientes del siglo XX. Einstein, sin tratar de justificar sus largas temporadas fuera de casa, redactó palabras sencillas y precisas en las que no muestra tintes de científico excéntrico, sino que alude a un padre no esclavo de las reglas sociales y convencido del desarrollo artístico como parte fundamental en la evolución del ser humano.
Einstein plasma una relación paternal libre y sana. En esa carta externa a su hijo sus preocupaciones, pero deja el camino libre a sus experiencias como ser humano.
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Querido, Albert:
Ayer recibí tu querida carta y me sentí muy feliz. Tenía miedo de que no me volvieras a escribir nunca. Me dijiste, cuando estuve en Zurich, que era incómodo para ti que viniera fuera aquí. Por eso pensé que era mejor vernos en otro lugar, donde nadie interfiriera con nuestra comodidad. En cualquier caso, deseo que cada año pasemos un mes entero juntos y así veas que tienes un padre al que le interesas y que te quiere mucho. También puedes aprender muchas cosas buenas y hermosas de mí, algo que otras personas no pueden ofrecerte con facilidad.
Lo que he logrado a través de un trabajo arduo no debería ser para extraños sino para mis pequeños. Estos días he completado uno de los más bellos trabajos de mi vida y cuando seas más grande te contaré sobre él.
Me siento muy bien de que estés disfrutando el piano. Eso y la carpintería son, en mi opinión, las mejores actividades que un niño de tu edad puede desarrollar, creo, incluso, que son mejores que la escuela. En el piano debes tocar, principalmente, lo que te agrade aunque el profesor no te lo asigne. De esa manera es como aprendes más, cuando haces algo que disfrutas tanto que no te das cuenta que pasa el tiempo. Yo, a veces, estoy tan inmerso en mi trabajo que me olvido de comer…
Dale un beso a Tete de parte de tu papá.
Saludos a tu mamá.
Francis Scott Fitzgerald
Al contrario de Einstein, el escritor de El Gran Gatsby, Francis Scott Fitzgerald, es renuente en el encuentro paternal. La carta escrita en 1933 a su hija Scottie, cuando ella se hallaba en un campamento, muestra la rigidez y severidad de un padre a una hija en el contexto social. Teniendo un toque agudo de sinceridad, Fitzgerald profundiza en la idea de priorizar las preocupaciones y no ser condescendiente en el área del aprendizaje y el desarrollo. El escritor estadounidense enlista las cosas por las que Scottie, de 11 años, debe preocuparse y cuáles debe dejar pasar. Incluyendo las preocupaciones normales de un padre por su hijo, Fitzgerald redacta la necesidad humana de “ser alguien” y el no ser prescindible socialmente del pasado y el futuro como parte de la lista de “no angustiarse”, y enfatiza el valor, la limpieza y la eficiencia como cosas por las cuales “sí preocuparse”.
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Querida:
Me siento muy orgulloso de que cumplas con tus obligaciones. ¿Me puedes dar un poco más de detalles acerca de tus lecturas en francés? Me da gusto que te encuentres feliz, pero nunca he creído mucho en la felicidad. Nunca creí tampoco en la miseria. Esas son cosas que ves en el escenario o en la pantalla o en las páginas impresas, no suceden realmente en la vida.
En lo que sí creo en la vida son en las recompensas por la virtud (de acuerdo con tus talentos) y los castigos por no cumplir con tu deber, que son doblemente costosos. Si hay un volumen en la librería del campamento, pide a la Sra. Tyson que te deje buscar un soneto de Shakespeare que contiene las líneas: “Lillies that fester smell far worse than weeds”.
No he tenido pensamientos hoy; la vida parece tratarse de componer una historia para el correo del sábado. Pienso en ti, y siempre con cariño.
Arreglaré la cuenta del campamento.
Tontamente concluyo.
Cosas de qué preocuparse:
Preocúpate por el valor.
Preocúpate por la limpieza.
Preocúpate por la eficiencia.
Preocúpate por la equitación.
Preocúpate por …
Cosas para no preocuparse:
No te preocupes por la opinión popular.
No te preocupes por las muñecas.
No te preocupes por el pasado.
No te preocupes por el futuro.
No te preocupes por crecer.
No te preocupes porque alguien te aventaje.
No te preocupes por el triunfo.
No te preocupes por el fracaso, a menos que sea tu culpa.
No te preocupes por los mosquitos.
No te preocupes por las moscas.
No te preocupes por los insectos en general.
No te preocupes por los padres.
No te preocupes por los niños.
No te preocupes por las decepciones.
No te preocupes por los placeres.
No te preocupes por las satisfacciones.
Cosas qué pensar
¿Qué estoy buscando realmente?
¿Qué tan buena soy en comparación con mis contemporáneos en cuanto a…?
(a) erudición.
(b) ¿realmente entiendo a las personas y soy capaz de llevarme bien con ellas?
(c) ¿estoy tratando de hacer de mi cuerpo un instrumento útil o lo estoy desperdiciando?
Con el amor más cariñoso,
Papá
fuente http://culturacolectiva.com/cartas-de-einstein-y-fitzgerald-a-sus-hijos/