29 mar 2014

LA MELANCOLÍA HECHA MÚSICA DAMIEN RICE


Damien Rice nació en Celbridge, población irlandesa del condado de Kildare, en 1970, y se puede afirmar sin vacilación que su nombre es sinónimo de melancolía. Si consultamos la definición que da el Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua para la palabra melancolía, en su primera acepción, leeremos lo siguiente:

1. f. Tristeza vaga, profunda, sosegada y permanente, nacida de causas físicas o morales, que hace que no encuentre quien la padece gusto ni diversión en nada.

En realidad, estas palabras, como cualesquiera otras que se pusiese en su lugar, son muy vagas para dar a entender lo que significa la melancolía cuando se las compara con una canción del compositor irlandés. Una imagen no siempre vale más que mil palabras, pero una nota musical bien puede valerlas.

En esta sociedad pacata en donde se venera lo políticamente correcto, muchas son las voces que proclaman que en la alegría reside la belleza,  La bella y talentosa Lisa Hannigan es la segunda voz de Damien Rice.pero no nos engañemos, la única música que merece llamarse música es triste por definición; como todo lo que es bello, por otra parte.

Damien Rice empezó tocando en la banda de rock Juniper, pero cuando se disponía a grabar su primer álbum abandonó el grupo por desavenencias con el resto de componentes, motivadas al parecer por el rumbo comercial que estaba tomando.



A su regreso a Dublín luego de esa larga peregrinación por el continente, Damien pudo grabar su primer disco, al que bautizó con un título lacónico: ‘0’. Para ello se formó un grupo de colaboradores, entre los que destaca por derecho propio Lisa Hannigan, segunda voz y ocasional guitarrista. Los otros miembros del grupo son Vyvienne Long, celista; Tom Osander, percusionista; y Shane Fitzsimons, bajista.

Visto ahora, uno no puede dejar de pensar qué pérdida tan grande habría representado para la música que un disco como éste no hubiese visto la luz. De los diez temas de que se compone, no hay uno solo del que se pueda decir que está de relleno o que es prescindible. Todos, absolutamente todos, son preciosos y conmovedores, aunque claro, siempre se puede señalar alguno que te deja literalmente sin aliento. La fuerza estremecedora de Rice se eleva majestuosa en canciones como ‘Delicate’, oída en series de televisión punteras como ‘House’ y ‘Perdidos’, y ‘Cannonball’, usada en ‘The Orange County’.




La integración de la voz de Rice con la guitarra acústica y los arreglos de cuerda es perfecta, hasta el punto de que no se echa en falta ningún otro instrumento. En su estilo minimalista encuentra su gran poder de evocación, y es que cuando hay talento pocos medios se necesitan para tocar la fibra sensible. Puede lograrlo incluso con un sonido tan simple como el tintineo de unas copas en un brindis, como en ‘Cheers Darling’, otra de mis canciones preferidas. La voz de Damien Rice es tan sugerente y tan rica en matices que ella sola se bastaría para justificar un disco o una actuación en directo. Sabe modular la voz como una suave caricia, aunque a veces se permite, a medida que se acerca el final, explosiones de rabia, como un vendaval de dolores inconsolables que desgarran la serenidad de los primeros acordes. En este sentido, sólo tiene un pariente cercano en la figura de Thom Yorke, líder y cantante Radiohead, otro ilustre embajador de la melancolía hecha música -¿o de la música hecha melancolía?-. No es casual que Damien Rice hiciera una versión del ‘Creep’ de Radiohead, un clásico que se acomoda muy bien a las características de sus cuerdas vocales.

‘Cold Water’ es uno de los temas más tristes del conjunto. Como si se tratara de una plegaria o súplica a Dios, en él se invitan, se entrecruzan y se superponen las voces tenues de Damien Rice y Lisa Hannigan, que van aumentando poco a poco de intensidad, hasta acabar en un susurro. Lisa también hace la introducción de ‘I Remember’, en tono lánguido y etéreo, dándole paso a Damien, quien imprime a la canción una fuerza rayana en la desesperación.Damien Rice, con su inseparable guitarra acústica.

La última pista de ‘0’, ‘Eskimo’, tiene dos tracks ocultos, que no conviene pasar por alto, en especial por lo que se refiere al primero de ellos (el segundo es una canción tradicional navideña cantada por Lisa). Esta canción, ‘Eskimo’, tiene un tono operístico que la distingue del resto de melodías. Es más orquestal y se sale de la línea minimalista imperante en todo el álbum, pero es igualmente emotiva.


A finales de 2006 salió a la venta el esperado nuevo disco de Damien Rice, titulado ‘9’, como una continuación numérica del anterior álbum en línea descendente, y una continuación también instrumental de su predecesor, pero ascendente. Aunque sería muy osado por mi parte decir que ‘9’ es superior en calidad a ‘0’, lo que sí puedo asegurar sin asomo de duda es que, con los mismos ingredientes con los que convenció en su debut, Rice ha sabido combinarlos para obtener una fórmula ligeramente distinta, pero igual de deleitable.

Lo primero que se echa de ver en ‘9’ es la abrumadora presencia del piano en muchas de sus composiciones. Sirva como ejemplo el tema inicial, ‘9 Crimes’, en el que Damien Rice y Lisa Hannigan vuelven a enlazar sus voces en un cálido abrazo. Más notoriedad tiene aún en ‘Accidental Babies’, pieza compuesta sólo para piano, con la voz de Damien más flébil que nunca.

La otra singularidad de ‘9’ es la inclusión de dos temas que sobresalen por su ímpetu y ferocidad, característica que les acerca al rock más puro. Se trata de ‘Me, My Yoke And I’ y ‘Rotless Tree’, canciones de estribillo pegadizo en las que la guitarra, acompañada de violines y violonchelos, se despega de su lacónica desnudez y suena contundente, al tiempo que la voz de Rice se hace más estentórea y convulsa de lo acostumbrado.

Empero, las canciones más sobresalientes de este álbum son ‘Animals Were Gone’ y, sobre todo, ‘Elephant’. La fórmula en ambas es la misma: unos primeros acordes en tono suave y rasgado, con los arreglos de cuerda subrayando la delicada voz de Damien y, en el primer caso, haciendo el coro Lisa Hannigan, para, ya al final, terminar en un in crescendo que alcanza la exultación con unos violines omnipresentes y estremecedores. ‘Elephant’ es, a mi entender, la canción más madura y representativa de la melancolía que destila Damien Rice -más incluso que ‘The Blower’s Daughter’- y, aunque no soy muy dado a otorgar importancia a las letras (siempre he considerado que la melodía es lo fundamental en una pieza musical, y que la letra es secundaria), en este caso quiero hacer una excepción, porque bien lo merece. Éstos son los primeros versos de ‘Elephant’:

La última canción del álbum, ‘Sleep Don’t Weep’, merece una mención aparte. Es apacible, triste y de una belleza adormecida, y en ella las voces de Damien y Lisa se funden con una ternura infinita. Consigue que te sientas transportado de amor.
Para finalizar con el repaso a su discografía, mencionaré una canción que Damien y Lisa grabaron con motivo de una campaña de derechos humanos para la liberación de la líder birmana Aung San Suu Kyi. La canción de marras se titula ‘Unplayed Piano’, y es una auténtica delicia. A quien le interese, puede ver el videoclip más abajo, cosa que recomiendo encarecidamente.



Por desgracia, parece ser que Damien Rice y Lisa Hannigan han decidido separarse y hacer carrera en solitario. Esperemos que esto no haga más pobre al primero, sino que nos enriquezca con doble ración de belleza.


FUENTE http://www.el-parnasillo.com/damienrice.htm


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